lunes, 14 de marzo de 2011

RELATOS DE CLASE

Este relato integró la compilación de escritos del trabajo Relatos para volver a clase (2010)
UNA CLASE DIFERENTE EN CIENCIAS NATURALES
ALARCÓN, Orlando Rubén.
Profesor para el Nivel Primario.
Rostros con ojitos curiosos de la naturaleza, esperan al profe de Ciencias Naturales. Expectantes, observan sigilosos un instrumento o reactivo que el maestro presenta en la mesa de laboratorio. Así comienza mi experiencia de ciencias.
Cuando todos están sentados, estos “pequeños científicos” observan un microscopio de poca definición, que apenas alcanza para observar, bajo la cálida luz de una lámpara, que solo refleja lo no imaginado: una “célula”. Una célula vegetal de una piel de cebolla, que no tiene forma, no tiene color, pero si apenas se ve, que tiene un núcleo, o algo así.
–¡Es una célula eucariota! - exclama contento un alumno. Con anterioridad habían buscando la definición en los libros de la biblioteca.
Ese mínimo hecho se ha registrado en mi memoria como una escena cristalizada y a la que suelo volver cada vez que planifico una clase de ciencias, y me vuelvo a sorprender y me pregunto: ¿cómo pudo ese alumno reconocer, con solo la lectura y un primer acercamiento, la célula eucariota?
Es que en Ciencias Naturales -como se denomina este espacio curricular de E.G.B- no solo se aprende registrando un concepto, sino que también hay que experimentar con la observación directa, donde el acercamiento y el contacto exploratorio adquieren un papel fundamental en la construcción del conocimiento a esta edad.
La observación, la manipulación de los objetos de laboratorio, el registro y tantos otros procedimientos son recursos que los docentes podemos utilizar para la enseñanza de las ciencias y, de esta manera, explorar la naturaleza de cerca.
Traigo a mi memoria una cita del Premio Nobel de Física de 1978, P. L. Kapitza, …"Siempre he partido de que al educar al futuro científico, el desarrollo de sus facultades creadoras tiene una importancia excepcional y por eso se las debe desarrollar desde la escuela y cuanto antes mejor". Pienso como docente de ciencia, que este es el camino para empezar el contacto entre la ciencia y los niños ya desde la escuela, como dice Kapitza.
Si tuviéramos esto presente, empezar este contacto desde la más tierna edad, nuestro país debería aumentar el número y la calidad de sus científicos. Por eso y para contribuir con esta toma de conciencia, en mis clases, con mis “pequeños científicos” empiezo por fenómenos simples con el propósito de que tengan conductas o actitudes positivas hacia la naturaleza.
Mientras practicamos la experiencia, los chicos van registrando y completando sus cuadernos científicos. Los alumnos registran los detalles más mínimos de una observación. Este cuaderno está a su disposición en cualquier momento de la clase o cuando revisamos y repasamos la experiencia. También los oriento a buscar en los libros las definiciones y conceptos relacionados con los momentos y los cambios que observaron y registraron durante la práctica experimental.
Estos pequeños humanos, futuros científicos, dispuestos a conocer el mundo de la naturaleza y descubrir cómo está constituida, te pueden dar una clase en momentos menos esperados. Aunque en la rutina de la tarea docente planificamos nuestras clases, siempre podemos encontrarnos con un día diferente, donde enseñás o los alumnos o te enseñan. Los niños nos sorprenden con su capacidad para demostrar su habilidad, su curiosidad científica desde edad temprana, para reconocer la naturaleza como un medio para vivir y desarrollase sin provocar el desequilibrio ecológico del planeta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

mUY LINDA LA EXPERIENCIA, QUE BUENO QUE UN DOCENTE TENGA PASION POR LO QUE ENSEÑA, Y VALORE TANTO A LOS ALUMNOS.